jueves, 20 de octubre de 2016

Inyección de Periodismo a lo Pepe Alejandro

Llegó a compartir con nosotros  con un solo hemisferio cerebral, el mismo en que se agolpan Periodismo, familia, casa, amigos.... Una niña llamada Lucía es dueña del otro hemisferio, pero en ese que dejó de Pepe Alejandro para el resto de los mortales, se le duplicó lo humano y lo sensible, algo fácil de descubrir cuando habla, por la sinceridad en sus ojos y la seguridad de la palabra, esa con la que deleitó a los periodistas artemiseños, dándoles, quizás sin proponérselo, una lección magistral de Periodismo sin hablar de géneros o fórmulas hechas.

Lo primero: ser muy humano, sentir el dolor ajeno como si fuese propio, sensibilizarse; después viene la modestia, esa que te ayuda a triunfar de manera ascendente, por lo que haces y no por con quién te relacionas; y sucesivamente la ética, el no escribir de algo en lo que no se cree y no caer en aquellos de haz lo que yo digo y no lo que yo hago.
Anédotas discímiles inundaron el pequeño espacio donde el público, casi todos profesionales de la prensa artemiseña, escuchaban una tras otras las historias del maestro, capaz de arrancar risas después de historias no tan felices.
¿Su vida? La de un hombre común: familia, trabajo, amigos. ¿Su nombre? José Alejandro, pero para toda Cuba es Pepe, quien sufre el dolor de cada persona que ha puesto en sus manos una carta confiando en la pronta solución, y él no les ha fallado, porque cuando esgrime su pluma los hacedores de agravios no pueden menos que inclinarse y buscar soluciones.
Por eso está lleno de amigos, y hasta los enemigos, por llamarle de algún modo a esos que se ven implicados como "los malos" en las cartas que publica , le respetan, porque Pepe trata siempre de desterrar el verbo hiriente y la palabra inadecuada.
De tantos años en Acuse de Recibo (Me atrevería a decir que la sección más leída de toda la prensa cubana), ha aprendido mucho: "Pusimos nuestro voto de confianza en la gente y en 20 años son contadas las cartas de personas sin razón, y tampoco tiembla la mano a la hora de desmentirlos, pero eso se gana a fuerza de seriedad y profesionalismo. Uno va desarrollando una habilidad que te deja ver cuando el problema es real o si hay veneno detrás: esas prefiero tramitarlas en lugar de publicarlas."
Tres horas de intercambio no bastaron. Queda la deuda de un regreso y toda nuestra esperanza puesta en que halla Pepe para rato. 



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