Llegó y desde el mismo inicio se ganó el cariño de los delegados al
Consejo ampliado de la FEU de la provincia y demás invitados. En un
momento dejó de ser la hija del Che y pasó a ser Aleida, una mujer
conocedora, apasionada de su profesión, defensora de la justicia y
amante eterna de un padre a quien conoció poco, pero que le dejó un
ejemplo altísimo de superar.
La hija del paradigma de los jóvenes cubanos, abordó en sus palabras
las mejores maneras de recordar al Che. «Los monumentos no son la mejor
forma de rendir homenaje a mi padre, sino los actos. Los hombres y
mujeres son útiles a su pueblo y solo por eso tienen valor».
Aleida insistió en la importancia de la lectura. «Debemos leer al
Che, a Villena, a Mella, a Fidel. Hay que aprovechar esa riqueza
cultural y política para servir mejor a nuestra gente».
Convocó a los jóvenes a estar siempre al lado del pueblo y les dejó
un mensaje: «Trabajen, critiquen, busquen soluciones y sigan creando una
sociedad más justa para todos nosotros».
Durante el intercambio, los jóvenes se interesaron por conocer sobre
la labor de Aleida en su época de dirigente universitaria y sobre las
opiniones de la familia Guevara acerca de los usos de la imagen del Che
en la actualidad.
Al respecto comentó: «Que al Che lo utilicen no importa, siempre que
lo hagan movidos por un sentimiento real y siempre que sea usado en el
camino correcto que él mismo marcó con su ejemplo».
Para finalizar, una pregunta sobre la relación de la familia Guevara
con Fidel. Las anécdotas inundaron el teatro y una que otra lágrima
denunció el gran cariño de Aleida por su «tío Fidel». «Al morir mi
padre, dijo, Fidel fue la figura que marcó conductas para mí, el hombre
que de una forma u otra sustituyó a mi papá con un consejo siempre».
Para orgullo de los universitarios, Aleida hizo el compromiso de
recorrer los centros de altos estudios de Artemisa para interactuar así
con todos.
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