miércoles, 24 de julio de 2013

Cómo ser héroe sin dejar de ser mortal




Nadie quiso dejar pasar la oportunidad de estrecharle la mano, de dedicarle unas palabras, de preguntarle cómo se es héroe sin dejar de ser mortal. René llegó a Artemisa y dejó huellas profundas, arrancó lágrimas de emoción y abonó el compromiso de los habitantes de esta tierra de luchar por la libertad de Gerardo, Fernando, Antonio y Ramón, sus hermanos de lucha.
En el Mausoleo a los Mártires de Artemisa hizo un alto necesario. Allí descansan los restos de esos jóvenes que, según dijo, inspiraron a Los Cinco desde el primer día para asumir una postura digna ante los fiscales implacables.




Treinta años de ausencia de tierras artemiseñas no le hicieron olvidar aquellas jornadas en las que se formó como maestro e impartió clases de Física en la escuela República Socialista de Rumanía, hoy Antonio Núñez Jiménez, ubicada en Alquízar. El Héroe de la República de Cuba quiso ir hasta el aula y tomó por asalto el pizarrón para dejar a los pequeños un mensaje.
Ahora, cuando en septiembre inicien el curso escolar 2013–2014, una frase les alentará a ser mejores. “Estudien mucho, pero sobre todo eduquen sus sentimientos. Un abrazo a nombre de Los Cinco. El primer maestro que tuvo esta aula.”
A cada paso estrechaba la mano de Olga, como si quisiera devolverle el tiempo que la cárcel le robó a ese amor capaz de soportar las distancias y renacer como el primer día. Y de forma especial René abrazó a cada niño, y quizás imaginó en todos ellos a su hija Ivett, la pequeña que conoció personalmente de grande, porque el imperio obstaculizó el encuentro entre padre e hija.
Flashazos y besos matizaron las jornadas de intercambio. Cada cual guardó el momento de la mejor forma que pudo: se acercó a René, le regaló un canto, una poesía, un apretón de manos, o un abrazo. El hombre alto de estatura, gigante de corazón, tuvo un gesto para todos, una mirada agradecida. Debió ser por eso que el pueblo le aclamó con sinceridad.
A los jóvenes dejó un mensaje valioso: “Hagan siempre lo digno. La dignidad se reta todos los días, pero hemos de mantener encendido el Pepe Grillo que todos llevamos dentro.” Y dijo confiar en ellos. “La juventud es la constructora del futuro. La historia ha demostrado que son los jóvenes los que hacen avanzar al mundo. El joven por naturaleza es justo, solidario, y así se mantiene si la sociedad no lo corrompe.”
Mientras avanzaba pude percibirlo. René camina por las calles, sonríe, abraza a su esposa, pero a su mirada le falta algo de color, y es fácil saber por qué. Cada palabra suya lo delata. Y es que René no deja un instante de hablar de sus hermanos, de sus compañeros de lucha.
Todavía no sé la razón, pero René me agradó, esa forma suya de romper formalismos, de sentarse en una escalera para tomarse fotos con todos, esa fortaleza con que tomaba la mano de Olga para hacernos creer en el amor, me marcó.
René salió de un cartel, de la pantalla de un televisor, y nos llegó humano, sencillo, luchador. Ahora serán más y más fuertes las voces por el regreso de sus hermanos, porque él sembró su ejemplo y el amor en este pueblo y nos inyectó un poco de su sangre, esa que, como la de los moncadistas, viene de leones.

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