Gretel
Claudia MƩrida a sus 17 aƱos mucho sabe de amor, aunque no pueda
expresarlo. Al cariño inmenso y la dedicación de sus padres y hermanas,
añadió cuotas extras que le llegaron, entre otros, de manos de los
norteamericanos Will y Patty, quienes, pese a la barrera idiomƔtica,
supieron hablar con el lenguaje del corazón y le ajustaron una silla de
ruedas lo mÔs cómoda posible.
A sus seis aƱos nunca habĆa tenido uno de
estos equipos adaptado a sus dimensiones, y ahora lo recibió gracias a
un trabajo conjunto entre el ministerio estadounidense Joni and Friends,
su proyecto Wheels for the World (Ruedas para el Mundo), la Aclifi m y
el Consejo de Iglesias de Cuba.
La iniciativa, con 15 aƱos de actuar
mancomunado, ha benefi ciado a mƔs de 5 000 cubanos con discapacidad y
necesitados de equipos especiales ajustados a sus caracterĆsticas
individuales y el tipo de padecimiento, ayudƔndoles a mejorar la calidad
de vida, precisó Mabel Ballesteros, presidenta nacional de la
Asociación Cubana de Limitados FĆsico Motores.
“En los inicios trabajĆ”bamos en la capital,
centrƔndonos en ayudar a los niƱos con discapacidades severas y otros
casos crĆticos, pero desde 2003 comenzamos en los territorios y hemos
llegado a todos con excepción de Matanzas, Mayabeque y la Isla de la
Juventud”.
Durante estos 15 aƱos “el proyecto no solo
entrega el medio, sino que capacita a la familia en su manejo, y los
extranjeros del equipo de trabajo (muchos de ellos fi siatras y
mecƔnicos) enseƱan a los nuestros. Es un ejercicio de amor y crecimiento
espiritual para todos”.
Asà lo confirma Juan Carlos Mérida, el padre
de Gretel. “Mi hija no tiene control cefĆ”lico; eso hace casi imposible
sentarla, pero lo lograremos con esta nueva silla.
En tiempos de egoĆsmo a nivel mundial, de
vidas metalizadas, encontrar personas como estas, dispuestas a colaborar
con los discapacitados, es un ejemplo de lo mucho que puede hacer la
humanidad cuando decide ayudar”.
El Campamento Internacional Julio Antonio
Mella fue testigo de muchas alegrĆas. Unos 180 pacientes, entre ellos 85
niƱos, recibieron beneficios del donativo de sillas de ruedas a la
provincia, las cuales acomodaron lo mÔs posible a cada paciente, según
Digna Torres, presidenta de la Aclifim en el territorio.
Esperanza y emoción Tres lustros marcan el devenir de este programa que no solo involucra a las entidades ya mencionadas sino también al Partido, al Gobierno y a las propias familias.
El reverendo Noel FernƔndez, coordinador de
la Pastoral de Personas con Discapacidad del Consejo de Iglesias de
Cuba, señaló como objetivo esencial proporcionar a las personas que lo
requieran una silla de ruedas acorde con sus condiciones, auxiliados por
fisiatras y mecƔnicos especializados.
“A los beneficiados se les regala despuĆ©s, si
lo aceptan, una Biblia (en el caso de los niƱos una Biblia infantil
ilustrada) e, independientemente de la creencia religiosa que profesen,
les dejamos una palabra de esperanza”.
Y de esperanza y emoción fueron también las
lƔgrimas de Bonny Banker, al frente de la comitiva de Joni and Friends,
quien agradeció el privilegio de poder juntar manos con los cubanos en
este trabajo. “Ha sido maravilloso, porque hemos visto el amor y la
pasión con que tratan a las familias y aman todo lo que de conjunto
hacemos”.
Las Ruedas por el Mundo esta vez llegaron a
Artemisa, pero de seguro en Cuba miles de personas agradecen esta
entrega de amor que involucra a almas nobles en un proyecto con alma y
corazón: el de Joni Eareckson, su fundadora y presidenta.
De joven esta mujer fue vĆctima de un accidente de natación que la
dejó paralĆtica del cuello hasta los pies, pero supo sobreponerse,
aceptar las dificultades, y ha dedicado su vida a ayudar psicológica y
materialmente a personas con discapacidad mediante el ministerio que
creó.
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