jueves, 12 de marzo de 2015

Con la sonrisa y el aliento eterno de Fregio

Fregio (a la derecha), junto a varios periodistas de Artemisa durante un recorrido por cooperativas
Todavía parece mentira, pero tristemente es verdad. Un fatal accidente de tránsito segó de un golpe la vida de Rolando Fregio Bello, un hombre excepcional que más allá de los cargos supo ser amigo excepcional como pocos, siempre pendiente de todos, con la sonrisa sincera, la mano amiga, y el corazón abierto para repartir afectos a todos.

En los cuatro años que lo conocí, primero como secretario del Partido en el municipio de Güira de Melena y después como miembro del Buró Provincial del Partido en Artemisa, nunca abandonó el optimismo, la entrega absoluta en cada tarea por pequeña que fuera. Así solíamos encontrarlo siempre en los centrales en tiempo de zafra, en los campos de Güira y Alquízar, o en las Industrias de producción de alimentos, siempre al lado del guajiro, del trabajador, tendiédoles la mano y mostrándoles el mejor camino a seguir con esa inteligencia tan suya que gustaba de compartir con los demás para entre todos avanzar.
Segura estoy de que quienes le conocieron lloran sinceramente su ausencia, porque en 44 años de vida Fregio sembró amor y no podía recoger menos, por eso el llanto sincero de sus dos niñas a quienes adoraba con extraordinaria devoción de padre orgulloso y preocupado, por eso las lágrimas desconsoladas de su esposa, y de una madre y una tía que sufren el dolor de verle partir así, tan de repente, cuando estaba lleno de vida y tenía mucho más para dar al mundo.
Por eso el sufrimiento de cada gúireño, de cada artemiseño que llegó a darle el último adiós sin importar la lejanía, porque Fregio valía ese y cualquier sacrificio, por la entrega y la amistad sincera que ofreció siempre a todos.
Aliado incondicional de los periodistas de Artemisa Fregio estuvo siempre al lado nuestro, con apuntes certeros, sin temor a la crítica, con sugerencias acertadas y una visión de pueblo que solo un hombre de pueblo como él, modesto, podía dar.
Revolucionario hasta la médula, era lo más parecido al hombre nuevo del Che que he conocido, quizás por eso fue tanto pueblo a darle el último adiós y sonaron alto y claro las notas del Himno de Bayamo durante su sepelio.
Fregio se fue, ya no tropezaremos más por las calles o los pasillos del Comité Provincial del Partido, pero la muerte no es tan poderosa como para arrebatarnos los recuerdos, en esos Fregio vive, como vive en cada planta de güira que sembró en su municipio, en cada campesino que trabaja la tierra honradamente, en cada empeño periodístico de mis colegas artemiseños, y en cada obra noble de esta Revolución que es grande, en parte, por personas como él.
Como dijera un amigo en la despedida de  duelo.... Fue un placer haber estado a tu lado

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