de hacerlo todo posible,
revolucionó el sensible
mundo de la medicina.
En América latina
o en los predios africanos,
no existen pueblos lejanos
de precaria subsistencia
donde no esté la presencia
de los médicos cubanos.
El mejor ejemplo es
la escuela de medicina,
que por el mundo camina
usando sus propios pies.
Se gradúan y después,
sintiendo un amor profundo,
en el último segundo
se van dejando detrás
un adiós que vale más
que todo el oro del mundo.
La medicina cubana
ofrece a cada momento
feliz restablecimiento
al bien de la vida humana.
Por voluntad soberana
de la Patria agradecida,
suelen ser en marcha unida
los médicos en su espacio
los guardianes del palacio
restaurador de la vida.
Fidel, por no estar ajeno
al dolor de los demás,
sin dudas, es, además
de abogado, otro galeno.
Porque viendo al pueblo lleno
de honda desesperación,
mediante la insurrección
atendió en el mismo cuarto
el embarazo y el parto
de nuestra Revolución.
Autor: Renito Fuentes Cintado
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